Cordura



Arregla todo la noche del día anterior,
se levanta temprano, intenta hacerlo siempre antes que los demás,
intenta correr tan rápido como le dejan sus piernas, el mejor sillón,
lo arrastra como puede hacia la ventana, su ventana.
Se sienta, la ropa demuestra disciplina, el maquillaje revela su prisa.
Se acomoda la falda, el bolso en el regazo, su cuerpo rezuma elegancia.
La sala se va llenando de gente, cada uno con su tema, nadie se acerca a la dama de la ventana. Cada día es igual para todos, ella piensa que su viaje no termina,
"a veces la desesperación la embarga en un ataque de lucidez" , a lo lejos escucha decir,
pero ella continua esperando el final de su trayecto.

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